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Más expectación que fútbol

febrero 16, 2011

Llega mediados de febrero, y llega la Champions. Y para abrir boca, dos duelos más igualados de lo que, a priori, se podría decir sobre el papel. Empezaremos por el que más nos atañe, que al final es el que todos vimos.

Llegaba a Mestalla el sabor de las grandes noches. Tras varias temporadas de ausencia, volvía la magia de la competición europea. Y de la competición europea de verdad. Esa que aún sabe a vieja Copa de Europa. Los cruces. Y con él, un clásico de este torneo: Raúl González y su Shalke 04. Un equipo, sobre el papel, al que poder jugarle de tú a tú con garantías de éxito. Y en esas, comenzó el partido. Y en esas, también, terminó la expectación y comenzó el fútbol. Un fútbol intenso, con vértigo, de ida y vuelta, pero escaso de juego. Un partido que retrató a dos equipos que tienen un equipo de medio campo para arriba y otro muy distinto de medio campo para abajo.

Porque el Valencia es un conjunto completamente partido, con velocidad, vértigo y desborde en los últimos tres cuartos de campo. Pero con una zaga imprecisa, sin salida de balón y desbordable por alto y por bajo. Todo ello a pesar de los esfuerzos ofensivos de dos laterales que se incorporan con peligro, pero descuidan su espalda de forma alarmante.

Enfrente, un Shalke con una defensa sin experiencia europea, sin curtir en las grandes citas. Y para colmo, todo ello aderezado con Metzelder, uno de esos jugadores que sufren el rarísimo síndrome que parece que acechan a varios jugadores alemanes (Podolski, Klose, etc). Todos ellos, indispensables en la selección, no terminan de despuntar en sus equipos, ni en competición europea ni en su campeonato doméstico. Pero con una delantera con pegada, y unas bandas de las que parte el mayor caudal de su juego ofensivo (además de las jugadas a balón parado).

Pero ambos adolecen de aquello donde nace el buen fútbol: el mediocampo. El Valencia, con un Ever Banega falto de ritmo por las lesiones, y un Tino Costa desaprovechado durante más de una hora por estar escorado en banda, pierde creación. Si además, renuncia a los extremos (su seña de identidad desde hace años), pierde la profundidad y moja la pólvora de sus dos delanteros. Topal es un centrocampista correcto, tácticamente ordenado y que cumple, pero no marca diferencias.

El Shalke, por su parte, tras la salida de Rakitic al Sevilla, fía su juego en la velocidad de Farfán y las asociaciones que sean capaces de tirar Raúl y Jurado, porque Huntelaar es un killer, y como tal, absolutamente nulo en la creación de juego.

Así que, por más que Sergio Sauca se empeñara en decir que el Valencia había sido superior, la realidad es que el empate fue un resultado justo porque, si bien deja abierta la eliminatoria, pone con una ligera ventaja al Shalke, que al fin de al cabo fue el que más probó a Guaita.

Del otro duelo, el Milán – Tottenham, nos gustaría hablar. Decimos nos gustaría porque la plantilla del equipo londinense es digna de análisis. Con la mejor versión de Van der Vaart, con una delantera como Crouch y Defoe que ofrecen varias alternativas, y todas ellas buenas. Con un Lennon que es la versión mejorada de Walcott, profundo, veloz y con criterio. Con un centro del campo en el que Kranjcar y Modric marcan diferencias. Y con uno de los mejores laterales izquierdos del mundo, Gareth Bale.

Y decimos nos gustaría hablar, porque no lo vamos a hacer. El descarado carasucia es un blog de fútbol, hecho por amantes del fútbol (con debilidades y fobias, pero amantes del deporte rey) y en el que se habla de fútbol. De buen fútbol y de mal fútbol. De fútbol de élite y de fútbol de campos de tierra. Y por eso, el espectáculo protagonizado por jugadores y cuerpos técnicos sobre el césped de San Siro, durante y después del partido, no puede tener cabida en el fútbol. Y por tanto, no puede tener cabida en este blog.

Y por ello, Gattuso, tampoco.

Un comentario

  1. algún día me harán un informe robinson junto a mis colegas Pablo Alfaro y Van Bommel…



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